Desde 2022, Veolia publica cada dos años el Barómetro de la Transformación Ecológica, en colaboración con la empresa de consultoría e investigación Elabe.
Ante la realidad climática y ecológica, el debate público ha entrado en una nueva fase. Conscientes de los riesgos medioambientales para su salud y calidad de vida, las poblaciones de todo el mundo exigen medidas. Las soluciones existentes son ampliamente aceptadas, pero las estrategias para aplicarlas difieren a la hora estructurarse sobre bases comunes.
Descubre la edición de 2024:
- Un estudio global
- Las primeras conclusiones del barómetro
- Soluciones concretas
Un barómetro que abarca 26 países de los 5 continentes
El barómetro incluye 26 países de 5 continentes, con una muestra de más de la mitad de la población humana. Los países se eligieron por su peso demográfico y su relevancia: unos en primera línea de los efectos del cambio climático, pero también otros pioneros en políticas ecológicas.
El alcance de este barómetro nos permite evaluar el nivel global y local de aceptabilidad de las soluciones ecológicas existentes y descubrir los obstáculos y catalizadores que conlleva su aplicación. Se trata de un estudio informativo que nos ayuda a avanzar en el debate y comprender mejor cómo lograr la transformación ecológica.
Actuar de forma rápida y decidida
de la ciudadanía comparte la certeza de que el cambio climático está en marcha (89% a nivel global)
de la población española cree que el coste de revertir los daños causados por el cambio climático será mayor que la inversión necesaria para prevenirlos (66% a nivel global)
Colaborar e innovar para frenar el cambio climático
de los españoles creen que las empresas juegan un papel clave para encontrar e implementar soluciones concretas y efectivas para la transformación ecológica (93% a nivel global)
de los habitantes creen que una buena planificación y la apuesta por la innovación son elementos esenciales en la lucha contra el cambio climático (93% a nivel global)
Descarbonizar, descontaminar y regenerar
de la ciudadanía está dispuesta a pagar un poco más por la energía producida localmente a partir de residuos no reciclables y biomasa para reducir las emisiones de CO2 (80% a nivel global)